“Los
dilemas de la vida real surgen gracias a las diversas maneras con las
que nuestros intereses individuales se contraponen a los de los demás
y a los de la sociedad en general. Diariamente hemos de tomar
decisiones difíciles, a veces con resultados distintos de los que
habíamos esperado. Se plantea entonces la siguiente cuestión,
¿existe un comportamiento racional para cada situación?”
Esto
fue lo que leí en la contraportada del fantástico libro llamado El
dilema del prisionero, de William Poundstone. No pude hacer otra
cosa que comprarlo, claro está.
Y
no me arrepentí, ciertamente, ya que lo que hace el libro es
explicar todo este tipo de cuestiones desde el punto de vista de la
teoría de juegos, aportando bastantes casos concretos de la vida
real. No es otro mi objetivo hoy, por tanto, que el de explicaros en
No Me Recortes un poquito más acerca de esta teoría.
Para
poneros una definición facilita, podríamos decir que la teoría de
juegos se encarga de analizar de una forma racional un conflicto
entre dos o más agentes, ya sean personas, empresas, países, etc. a
través de las posibles estrategias que puede adoptar cada uno de
ellos.
Alguien
podría decir que bajo esta definición podemos agrupar cientos de
conflictos, desde el sencillo y a la vez famoso piedra papel tijera
hasta grandes conflictos de la historia como la Guerra Fría y la
carrera armamentística que en ella tuvo lugar entre los EEUU y la
URSS. Precisamente, el “creador” de la teoría de juegos, John
von Neumann, formó parte del comité encargado de tomar decisiones
estratégicas durante ésta (historia ampliamente explicada en el
libro, por cierto).
Pero
yo hoy os quería hablar del dilema del prisionero, y aún no lo hecho.
Éste no es más que un caso bastante sencillo estudiado por la
teoría de juegos que muestra como dos personas pueden no cooperar
incluso si el resultado de hacerlo es positivo para ambos. Vamos a
ello.
Imaginaos
a dos delincuentes que atrapan por haber cometido un crimen. Sin
embargo, la policía tiene un problema. A no ser que uno de los dos
confiese (o los dos), no se les podrá acusar del crimen y sólo se
les podrá poner una pena más pequeña por un delito menor. La
siguiente tabla muestra las condenas que se le imputarán a cada uno
dependiendo de lo que hagan los prisioneros (entre paréntesis están
los años de condena, el primer número para el prisionero número 1
y el segunda para el número 2). Obviamente suponemos que se les
interroga por separado y que uno no sabe si el otro esta confesando o
no.
Prisionero 2
|
|||
Prisionero 1
|
Confesar
|
No confesar
|
|
Confesar
|
(6,6)
|
(0,10)
|
|
No confesar
|
(10,0)
|
(1,1)
|
|
Como podemos ver, lo mejor (en global para ambos) es que ninguno confiese, ya que así se libran con tan sólo un año de cárcel cada uno. Pero, ¿es ésto lo que ocurre? Vamos a ver qué nos dice la teoría de juegos, y para ello vamos a analizar el problema desde el punto de vista del prisionero número 1.
Éste
tiene dos estrategias, confesar o no confesar. Pongamos por ejemplo
que decide confesar. Ahora, los años de condena que le caen depende
de lo que haga su compañero. Si éste también lo hace, son 6 años
para cada uno, si no lo hace, el prisionero número 1 sale libre y el
2 tendrá que pasar 10 años en la cárcel.
¿Qué
pasa si no confiesa? Como podemos ver en la tabla, su condena, otra
vez, depende de lo que haga el prisionero número 2. Si éste
confiesa, tiene 10 años de condena, pero si en cambio tampoco lo
hace, ambos se libran con tan sólo 1 año de prisión.
¿Cómo
decide cada prisionero que estrategia utilizar?
Si
os fijáis, confesar es lo que en teoría de juegos se llama
estrategia dominante. Esto
quiere decir que, haga lo que haga el prisionero número
dos, siempre es mejor confesar.
Vamos a ver ambos casos con un poco más de detalle.
En
caso de que el prisionero número 2 decida confesar, lo mejor para el
jugador número 1 también es hacerlo, ya que prefiere una condena de
6 años a una de 10 (que es la condena que recibe si no confiesa y el
prisionero número 2 sí lo hace). Y en el caso contrario, suponiendo
que el prisionero número 2 decida no confesar, el número 1, como en
el primer caso, preferirá confesar, ya que prefiere una condena de 0
años a una de 1.
Es
por esto que ambos prisionero adoptarán la estrategia dominante y,
por tanto, ambos confesarán. Esto nos lleva a lo que en teoría de
juegos se llama equilibrio de Nash (quien haya visto la película
“Una mente maravillosa” le sonará el nombre de John Forbes Nash,
interpretado por Russell Crowe, que trata sobre la vida de este tío).
Este
equilibrio es el punto al que se llega cuando ambos jugadores
(prisioneros) están ejecutando su mejor estrategia (conociendo las
posibles estrategias del oponente) y lo más importante, ninguno
de los dos tiene incentivos para cambiarla. En nuestro dilema,
ambos prisioneros confesarán y recibirán por ello una condena de 6
años de cárcel.
Puede
parecer extraño e incluso alguien puede mostrarse incrédulo que de
forma natural pueda llegar a darse este equilibrio en un determinado
juego jugado por gente que no conoce nada de teoría de juegos.
Creedme, se han hecho muchos experimentos que así lo demuestran.
Otra
cosa a tener en cuenta es que no siempre tendremos un equilibrio tan
fácil (o directamente no lo tendremos). Los jugadores no siempre
tienen estrategias dominantes que adoptar y no siempre se tiene una
información perfecta de todo el juego. Ésto será algo en lo que
puede que profundice algún día, pero no hoy.
Para
acabar quiero explicar un poco las aplicaciones que se le da a esta
teoría en la economía, que al fin y al cabo es de lo que trata este
blog. Como bien sabréis, muchos sectores de la industria están
dominados por oligopolios (pocas empresas se reparten todo el
mercado) como pueden ser el de la telefonía o el energético, entre
otros.
Es
fácil ver como pueden surgir diversos problemas o dilemas de esta
situación que podemos analizar a través de la teoría de juegos.
Qué precio fijar teniendo en cuenta las posibles estrategias que
puede tener el rival (o los pocos rivales), si es óptimo o no formar
un cártel (acuerdo entre empresas para fijar precios, algo que es
ilegal, por cierto), las cantidades a producir... Éstos son sólo
algunos de los problemas que las empresas tienen que analizar en su
día a día, y como ya he dicho, la teoría de juegos es una
herramienta fundamental para hacerlo.


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